Por:Daniel Santana.
La respuesta, en el contexto de un “techo invisible” en los precios de la canasta familiar, no llega a su fin cuando la estructura económica se deteriora. Ese techo simbólico ya no puede soportar más cargas sobre los bolsillos de un pueblo con ingresos limitados, provocando grietas, filtraciones y daños sociales que requieren reparaciones urgentes. No se trata solo de un cálculo económico, sino de la resistencia de una sociedad que no aguanta más impuestos ni más cargas sobre los pocos pesos que obtiene para comer.
El problema es que este techo no tiene un límite preestablecido: depende de políticas claras y responsables en materia de gasto social. Se hace imprescindible reorientar las pensiones y jubilaciones, ajustándolas a los incrementos del dólar y al constante encarecimiento de la canasta familiar. Mientras todo sube de precio, incluida la salud, los pensionados y jubilados ven reducido su tiempo de vida y su calidad de existencia.
En teoría, ProConsumidor, como órgano rector, debe supervisar los precios de los alimentos y productos de consumo masivo. Sin embargo, la práctica revela otra realidad: comerciantes y detallistas se las ingenian para evadir a los inspectores, alterar precios, manipular el peso de las balanzas e incluso colocar mercancías vencidas en los estantes.
La paciencia del consumidor dominicano no es infinita. Se erosiona día a día con cada aumento, con cada engaño y con cada indiferencia estatal. La gran incógnita es si el Estado intervendrá a tiempo para evitar que esa paciencia se transforme en indignación social.
En lo personal, también he sentido en carne propia el peso de esta realidad: ir al colmado o al supermercado y ver cómo el dinero cada vez rinde menos, cómo el precio de lo básico sube de una semana a otra, y cómo las familias tienen que hacer malabares para que alcance lo esencial. Esa experiencia cotidiana me convence de que esta situación no es una simple estadística, sino un golpe directo a la dignidad de cada dominicano que trabaja y se esfuerza para sobrevivir.
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